En los mercados financieros, las percepciones siempre tienden a ser más importantes que las realidades.
Ayer, el jefe del Gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, calificó como "una absoluta locura" los rumores sobre un rescate a España análogo al del Grecia y el FMI rechazó que preparara un paquete de ayuda.
Pero los inversionistas no lo creyeron del todo, y la bolsa española tuvo otro de sus grandes tropiezos, con un retroceso de 5.4 por ciento, con lo que ya acumula una caída de 14.4 por ciento en apenas un par de semanas.
Sabemos de sobra que la racionalidad no es lo que gobierna a los mercados cuando se extiende el pánico.
Al dispararse la percepción de riesgo, las decisiones son guiadas fundamentalmente por los temores, de la misma manera en que una multitud trata de abandonar desesperadamente un recinto cuando, en medio de un ambiente de temor, escucha un disparo.
Así como los muertos y lesionados derivan, no de los disparos, sino del pánico colectivo, también en los mercados las pérdidas no resultan tanto de los fenómenos reales como de los desplomes de los títulos o las divisas, cuando todo el mundo corre.
Update (frase del día): "Con el dinero que se perdió ayer en la bolsa se podía haber rescatado a Grecia, España, y Portugal juntos".
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